Te vengo a anunciar

(français)

Cuando era niña, tenía entre 6 y 7 años, vivíamos en la colonia Roma, calle Coahuila 154-2.

Mi padre solía juntar timbres postales. Digo juntar y no coleccionar pues no los clasificaba ni los pegaba en un álbum como lo hacen los coleccionistas de timbres postales.
Llenaba la tina de agua y allí metía los sobres para que se despegaran los timbres.
Al cabo de un momento se veía un mar de timbres flotando, miles de cuadritos de colores bailando sobre la superficie del agua, como la espuma del jabón.
Entonces los recogía y los pegaba en los bordes blancos de porcelana a que se secaran.
Parecían un mosaico de esos que más tarde pude ver en templos y monumentos.
Un día él me ragaló esos timbres que pacientemente había juntado.
Entonces yo también los seguí juntando pero no tuve la paciencia de ponerlos a flotar en la tina y esperar que nadaran.
Se fueron acumulando con los años hasta acabar hoy pegados en mis recuerdos.

Norma

(regreso)

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